sábado, 21 de enero de 2012

breve descripcion de mi persona

ok, no mido 1,81, ni tengo un sillon azul (en mi cuarto no hay baules, pero esta lleno de cajas, y me gusta el almendrado y todo lo dulce) pero me gustaria pensar que esta es una breve descripcion mia, para que estan advertidos, siquiera antes de empezar a leer. sinceramente, acostumbro a irme por las ramas (todo en un frondoso lenguaje literario, del que no me puedo separar aunque quiera) asi que dudo de la brevedad de esta breve descripcion.


soy argentina, no me me llamo Libertad Daniels (pequeño gran homenaje a Quino por un lado y a King por el otro) estudio abogacia, vivo en Buenos Aires y me gusta mucho escribir, acerca de muchas cosas (si... no soy muy especifica)

en fin, en mi primer publicacion es a pedido de mi coaccionadora favorita, mi mama, que, supongo que como toda madre me tiene en una especie de pedestal (la admiro por su objetividad) y es un discurso con el que gane un premio en la facultad, alla por el 2010! creo que refleja bastante de mi pensamiento


"Estimado Auditorio:
Soy de las que piensan que la cultura de un pueblo es lo más importante que este tiene, que dan lo mismo los próceres que la Nación haya dado, esos que estudiamos obligados en la escuela primaria y a los que ya les dedicamos fechas patrias. Ellos fueron importantes, en su tiempo, y gracias a ellos somos el país que hoy somos, con lo bueno y también con lo malo. Pero nosotros no elegimos a nuestros próceres, se podría decir que ellos nos eligen y nos forman a nosotros, dia a dia.
Con la cultura pasa lo contrario, nosotros somos la cultura, lo que hacemos, lo que decimos, lo que pensamos, lo que escribimos y leemos. Cada cultura tiene un exponente en este sentido, alguien que, con solo ver su foto, y sin posibilidad de confusión, reconocemos, porque son cultura, y crecieron con nosotros, con nuestros padres, con nuestros abuelos, y es imposible ser argentino sin conocerlos, porque: ¿Quién no establecio una relación amor-odio con el Diego? ¿Quién no canto siquiera una canción de Charly? ¿Quién nunca leyó una historieta de Mafalda?
Mafalda procura ser un estereotipo, una nena de los 60, que, en realidad, trasciende con creces esa época, ya sea por sus planteos universales (yo también me pregunto todos los días porque funciona tan mal la humanidad) o por personificar la esencia misma de la Argentina. Y de eso voy a hablar, de eso casi extinto, esa esencia que nos unía como pueblo, que nos une hace ya 200 años, pero que no es eterna. Las cosas cambian, pero nos podemos preguntar ¿Qué cambio en la sociedad? ¿Qué clase de fuerza extranatural transformo a los chicos como Mafalda en personas que votaron no una, sino dos veces a Menem? Y, más importante que estas preguntas retoricas: ¿hay solución o estamos yendo directo al abismo, sin darnos cuenta de lo que perdemos en el camino?
Los chicos como Mafalda ya no se ven, están muy ocupados en internet para conocer a los vecinos, existe Wikipedia para hacer los deberes, hay 200 canales televisivos como para ponerse a pensar, y, siendo sinceros, ya no se puede dejar ir solo a un nene de 8 años a comprar, o a jugar a una plaza, o a realizar cualquier actividad que no implique rejas. Y no seamos tan arrogantes como para atribuir la culpa de eso también a la internet, a los 200 canales o a los padres de los chicos. Ese es un cambio cultural, que se fue dando paulatinamente, sin que nadie se diera por aludido. Porque algo tienen en común Mafalda y sus amigos: que no tenían todo, por eso, soñaban constantemente con conseguirlo, y hasta se lo proponían como meta a futuro. Ninguno disfrutaba particularmente de la escuela, pero no dejaban de ir, todos tenían tele, pero no dejaban de vivir, vivian en un departamento, pero no dejaban de salir a jugar. Tenían esas cosas, que actualmente se reemplazaron por otras.
Pero, podemos darnos cuenta, una sociedad no cambia tanto en 50 años…si decimos que los valores siguen siendo los mismos que hace 200 ¿Cuál es la razón por la que antes estos valores se evidenciaban en las personas y ahora, con un gran esfuerzo, podemos encontrar a un ciudadano que tenga valores y no se averguence de demostrarlo? Esos valores, que nos unen como sociedad, no se deben perder, y no dependen de los gobiernos, depende de nosotros conservarlos.
Porque: ¿No creen que estos 50 años nos hicieron egoístas hasta un punto insospechado, no solo con lo material, sino con todo lo demás? En Mafalda había solo un chico que consideraba que “el tiempo era dinero” y que el dinero lo era todo. Y el resto eran idealistas que defendían sus ideas a muerte y que pensaban que hay cosas que no se venden. Hoy se da exactamente lo contrario.
Estoy segura de que compartir y familia son palabras sinónimas, y que no importa cuánto deseara Mafalda que la madre trabajara y tuviera un título universitario, esa madre que era esclava de la casa, que esperaba al marido con la cena en la mesa, y  que era el ideal de Susanita (con algunas variantes claro, el esposo de Susanita debía ser adinerado y darle hijitos médicos) también está en peligro de extinción, y eso era la familia, el sostén, la persona que controlaba a los chicos, que, como mucho, delegaba la respuesta de preguntas incomodas en el padre. Esa era la persona que ponía limites, que daba los permisos, a la que no se le discutía, o quizá sí, pero no a los 8 años. Y no digo en lo absoluto, que la mujer debe volver a ese rol. Digo que la familia debe volver a ese rol, a contener, a decir que no cuando es necesario, y que, si eso cambia, lo demás viene solo, no mágica e inmediatamente, pero llega.
200 años, son un segundo en la historia de la humanidad, pero también, son 4 generaciones de padres – hijos. Ese es el vínculo que debe mejorar, son principalmente la familia y los amigos los que transmiten los valores, y  esta es la enseñanza más importante. Aunque, parafraseando otra pregunta de Mafalda (una de mis favoritas) también me puedo preguntar ¿Por qué los próceres solo estuvieron en siglo XIX? Parece que en el siglo XXI el trabajo lo vamos a tener que hacer nosotros.
                                                                                              Muchas Gracias"
  
      

                                 "no hay tres minutos ni hay cien palabras que me puedan definir"

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